La terapia sexual sigue siendo, para muchas personas, un terreno desconocido o incluso incómodo. Existen múltiples mitos alrededor de esta práctica terapéutica, que van desde la idea de que está reservada únicamente para personas con ‘problemas graves’, hasta creer que es un espacio con dinámicas invasivas o poco éticas.

En este artículo, desmentiremos los principales mitos sobre la terapia sexual, aclarar en qué consiste realmente y mostrar cómo puede ser una herramienta poderosa para mejorar el bienestar individual y de pareja.

La educación sexual también empieza por derribar prejuicios

¿Qué es la terapia sexual?


La terapia sexual es una especialidad dentro de la psicología clínica y la sexología que tiene como objetivo abordar las dificultades relacionadas con la vida sexual de una persona o de una pareja, desde una perspectiva integral y profesional. 

No se trata únicamente de tratar disfunciones sexuales (como la disfunción eréctil, anorgasmia o vaginismo), sino también de acompañar procesos de exploración, mejora de la intimidad, resolución de bloqueos emocionales o conflictos de pareja relacionados con el deseo, el placer o la comunicación sexual. 

terapia sexual

Este tipo de terapia se apoya en enfoques como:

  • Terapia cognitivo-conductual.
  • Terapia de pareja.
  • Psicoterapia corporal.
  • Terapias de tercera generación (como el mindfulness).
  • Enfoques de sexología educativa y feminista.

Además, puede ser individual o en pareja, y se adapta a las necesidades y valores de cada persona.

Mitos más comunes sobre la terapia sexual


 Muchas personas tienen una imagen distorsionada sobre qué ocurre en una terapia sexual, lo que genera miedo, vergüenza o rechazo. Desmontar estos mitos es clave para normalizar el acceso a este tipo de apoyo terapéutico. 

Mito 1: »Solo van personas con disfunciones graves»

Aunque la terapia sexual puede tratar disfunciones como la eyaculación precoz o la anorgasmia, también está dirigida a quienes desean:

  • Mejorar su relación con el deseo.
  • Superar inseguridades corporales.
  • Recuperar la intimidad en pareja.
  • Explorar una sexualidad más plena y consciente.

Como cualquier otra terapia, no es necesario ‘tocar fondo’ para beneficiarse de ella

Mito 2: »El/la terapeuta está presente durante el acto sexual»

Este es uno de los mitos más extendidos y erróneos. En ningún momento el/la profesional está presente en situaciones íntimas o sexuales. 

La terapia se realiza exclusivamente en consulta, con diálogo, ejercicios guiados y trabajo emocional o educativo. Algunas intervenciones pueden incluir ejercicios para practicar en casa, pero siempre fuera del entorno terapéutico. 

Mito 3: »Si necesito terapia sexual, es porque tengo un problema»

Buscar terapia sexual no implica que ‘algo esté mal contigo‘, sino que estás comprometido/a con tu bienestar y deseas mejorar un aspecto importante de tu vida. 

La sexualidad es una parte natural del ser humano, y muchas veces arrastramos mitos, culpas, traumas, vergüenza o falta de educación afectivo-sexual. Trabajar estos aspectos en terapia es tan válido como hacerlo con la ansiedad, la autoestima o las relaciones personales. 

Mito 4: »La terapia sexual es solo para parejas»

Muchas personas acuden solas a terapia sexual para trabajar temas como: 

  • Falta de deseo o líbido
  • Miedo al sexo o al contacto íntimo. 
  • Ansiedad de rendimiento. 
  • Orientación sexual y autoaceptación. 
  • Culpa asociada a la masturbación o el placer. 

La terapia sexual individual es una herramienta poderosa para descubrir, aceptar y disfrutar de tu sexualidad sin juicios ni presiones externas

¿Quién puede beneficiarse?


Este tipo de terapia está indicada para cualquier persona que quiera mejorar su vida sexual y afectiva, sin importar su edad, identidad de género, orientación sexual, estado civil o experiencia previa: 

  • Personas que experimentan ansiedad durante el sexo o dificultades para relajarse.
  • Parejas con discrepancia en el deseo o conflictos sexuales.
  • Mujeres que sufren dolor o incomodidad durante las relaciones sexuales.
  • Hombres con eyaculación precoz, disfunción eréctil o baja autoestima sexual.
  • Personas con trauma sexual o historial de abuso.
  • Personas LGBTQ+ que desean explorar o reconciliar su identidad con su sexualidad.
  • Quienes deseen mejorar su conexión emocional, su deseo o su disfrute del cuerpo.

Beneficios de acudir a terapia sexual


La terapia sexual puede transformar no solo la vida sexual, sino también el bienestar emocional y la relación con uno mismo o con tu pareja.  

Beneficios más destacados
  • Mejora la autoestima corporal y sexual.
  • Superación de bloqueos, miedos o vergüenza.
  • Reconexión con el deseo, el placer y la sensualidad.
  • Fortalecimiento del vínculo de pareja e intimidad.
  • Exploración libre de juicios sobre la identidad y orientación sexual.
  • Educación sexual más realista y empoderada.

Bibliografía 


  1. Bunge, E., & Fernández, I. (2011). Terapia sexual: Guía clínica para psicólogos y médicos. Editorial Desclée.
  2. Kaplan, H. S. (1974). The New Sex Therapy: Active treatment of sexual dysfunctions. Brunner/Mazel.
  3. Leal, A. (2020). Sexualidad con sentido. Editorial Vergara.
  4. Althof, S. E. (2016). Psychotherapy for Sexual Dysfunction. The Journal of Sexual Medicine, 13(4), 489–501.
  5. Weeks, G. R., & Gambescia, N. (2017). A Clinician’s Guide to Systemic Sex Therapy. Routledge.

 

¿Te resuena lo que has leído? Si alguna vez has sentido dudas, inseguridades o curiosidad sobre tu sexualidad, o si te has planteado acudir a terapia, este puede ser un buen momento para dar el paso. Puedes encontrarme en mi clínica de Hellín (Albacete), ¡así como en modalidad online!
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