En este artículo descubrirás por qué el scroll infinito en verano -deslizar continuamente por las redes sociales- afecta a tu estado de ánimo y al sueño. y qué hábitos sencillos pueden romper el ciclo para que la luz del móvil no eclipse la del sol.
Cuando el scroll infinito eclipsa el sol
La escena se repite: tumbona, brisa tibia y la promesa de desconexión… hasta que el pulgar empieza a deslizar y una hora más tarde sigues atrapado en vídeos, memes y cuerpos bronceados ajenos. Ese ‘deslizar sin fin‘ -el scroll infinito- se dispara cada verano: con la rutina escolar en pausas y la jornada laboral salpicada de escapadas, el móvil se convierte en la ventana predeterminada para matar el tiempo. Según datos de Nielsen 2024, el uso de pantallas en EE.UU. roza ya las 7 horas diarias y crece notablemente en vacaciones escolares, justo cuando las familias pierden estructura y ocio presencial.
El problema no es solo la cantidad de minutos delante de la pantalla, sino el tipo de consumo. Estudios recientes sobre scroll infinito señalan que más de la mitad de los usuarios siente fatiga, ansiedad o culpa tras largas sesiones de redes sociales; la espiral de contenido -diseñada para no tener fin- prolonga el visionado mucho más allá de la intención inicial. El verano, con horas extra de luz y pocas obligaciones fijas, es el caldo de cultivo perfecto: hay más huecos muertos y menos barreras para el ‘solo un vídeo más’.
A esa mezcla se suma el efecto escaparate. Durante julio y agosto las plataformas se inundan de playas exóticas y paisajes maravillosos; la comparación ascendente dispara el malestar y hace que el scroll sea tan adictivo como dañino. Una encuesta de la Kids Mental Health Foundation revela que el 38% de los padres se preocupa por el aumento de pantallas y la falta de actividad estructurada en verano, advirtiendo de repuntes de aburrimiento, insomnio y cambio brusco de humor.
El resultado es un ciclo bien documentado por psicólogos y neurólogos:
Cuanto más deslizamos, más dopamina rápida obtenemos; cuanta más dopamina, mayor la probabilidad de seguir deslizando, incluso cuando el cuerpo pide descanso o interacción real. El País lo describía recientemente como ‘el bucle sin fin que roba tiempo y deja la mente saturada’. Así, el verano -época tradicional de desconexión- se convierte paradójicamente en la temporada alta del cansancio digital
Efectos en la salud mental
Sobrecarga biológica: de la curiosidad al estrés

El ‘deslizar sin fin’ no es neutro para el cuerpo. Pasados 20-30 minutos de exposición continua, el cerebro incrementa la liberación de cortisol y adrenalina -las mismas hormonas de la respuesta de alarma- provocando nerviosismo, tensión muscular y fatiga mental. Ese pico fisiológico, documentado en estudios de Universit Hospitals sobre hábitos de scroll compulsivo, deja una resaca de cansancio y mal humor que muchos usuarios confunden con ‘agotamiento veraniego’.
Insomnio y niebla mental al día siguiente
Mirar reels o TikToks hasta la medianoche altera el descenso natural de temperatura que necesita el cuerpo para conciliar el sueño; la luz de la pantalla suprime la melatonina y los contenidos rápidos hiperactivan la corteza prefrontal. Investigaciones longitudinales en adolescentes y preadolescentes muestran que cada hora extra de pantalla nocturna se asocia a menor duración del sueño REM y a un aumento posterior de síntomas depresivos.

Ansiedad y bajo estado de ánimo

Los estudios sobre el consumo reiterado de contenido negativo, encuentran una correlación directa entre el hábito y mayores niveles de ansiedad, preocupación y rumiación. Quienes puntúan alto en rasgos de intolerancia a la incertidumbre son especialmente vulnerables a quedar atrapados en el ciclo, prolongando la exposición y, con ella, el malestar
Menor disfrute real
El scroll continuo alterna estímulos de alta intensidad (vídeos, titulares, notificaciones) con micro-recompensas de dopamina. Ese patrón entrena al cerebro para saltar de idea en idea y vuelve más difícil mantener la concentración en actividades sostenidas -leer, cocinar, conversar- justo cuando el verano ofrece más tiempo libre para ellas. La consecuencia es un bucle de aburrimiento rápido: cuanto menos logramos permanecer en la experiencia presente, más buscamos otra descarga instantánea de la pantalla.

El algoritmo sabe de tu insomnio
Las plataformas no solo registran lo que miras, sino cuándo lo miras. En cuanto detectan que estás activo de madrugada, su motor de recomendación se ajusta al el ritmo de micro-recompensas para así maximizar minutos en pantalla, aunque eso signifique alargar la vigilia. Un estudio de Carnegie Mellon halló que, tras adoptar TikTok, los usuarios incrementaron el uso nocturno y desplazaron su hora de ir a la cama unos 40 minutos.
Algo que además nos hace más enganchados a las pantallas es el refuerzo intermitente. El feed mezcla piezas muy gratificantes con otras anodinas -el mismo patrón que sostienen las tragaperras-; nunca sabes cuándo aparecerá el próximo vídeo ‘wow’ y sigues deslizando. Esta forma de refuerzo intermitente es el moldeador de hábitos más resistente que conocemos: produce conductas estables y difíciles de romper. Cuando el cerebro está cansado (poca luz, sueño fragmentado) su control inhibitorio baja y el gancho se vuelve aún más potente.
La supresión de melatonina por luz azul se combina con la activación cognitiva del contenido rápido; pasados 45-60 minutos de scroll nocturno, la probabilidad de sueño REM recortado sube un 25%.
Menos REM = más irritabilidad el día siguiente, lo que empuja a buscar alivio rápido = teléfono

El algoritmo no causa tu insomnio, pero lo explota con precisión quirúrgica: detecta tu vigilancia anómala, acelera el carrusel de estímulos, mantiene alta la dopamina y, de paso, prolonga el déficit de sueño que lo alimenta.
Hábitos anti scroll-infinito

Combina dos hábitos (ej. temporizador + paseo de luz) para un efecto multiplicador y convierte la práctica en rutina antes de que acabe la primera semana
¿Cuándo pedir ayuda profesional?
Si notas que tienes dificultad para dormir incluso tras limitar las pantallas; sensación de ahogo, palpitaciones; falta de placer en actividades que antes disfrutabas; pensamientos de ‘no quiero seguir’ o ‘sería mejor desaparecer’; errores constantes, irritabilidad con amigos o familia… quizás sea momento de plantearse el acudir a un profesional de la salud para pedir ayuda.

- Habla con tu médico de atención primaria o psicólogo; podrán cribar insomnio y síntomas ansioso-depresivos.
- Comparte con alguien de confianza tu plan para alejarte del móvil a partir de cierta hora y qué hacer si vuelven las ganas de ‘scroll infinito’.
- Puede ser una oportunidad para iniciar un proceso terapéutico.
- Comenta esta situación con alguien de confianza y busca otro tipo de ayuda.
Bibliografía
1- Brabeck, K. A. (2024, octubre 15). Doomscrolling dangers. Harvard Health Publishing.
2- Carnegie Mellon University. (2024, noviembre 8). How does social media affect well-being? High-intensity TikTok users spend time on app late at night affecting sleep patterns. Heinz College News.
3- Exploding Topics. (2025, mayo 30). Average screen-time statistics 2025. https://explodingtopics.com
4- Harper, L., & O’Connor, C. (2024). Smartphone use and sleep quality: A systematic review. Sleep Science & Practice, 8(2), 87–99.
5- Healthline News. (2025, junio 12). Blue light, melatonin and midnight scrolling. https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC11638613/
6- Nielsen. (2024). Total audience report Q3–Q4 2024: Media habits in a mobile world. Nielsen Media Research. (Resumen en Backlinko, 2025).
7- TikTok Adoption Study Group. (2024). Social media and well-being: Impact of TikTok on screen-time and sleep. SSRN Working Paper 4999028.
8- University Hospitals. (2024, julio 7). Doomscrolling: Breaking the habit. UH Health Blog.
9- World Health Organization. (2023). Social isolation and loneliness as urgent public-health priorities. WHO.
10- Yar, R. (2025, julio 16). Loneliness: The silent epidemic killing 100 people an hour. New York Post.
Si este tema resuena contigo o alguna vez has pensado en dar el paso de comenzar un proceso terapéutico, puedes encontrarme en mi clínica de psicología en Hellín (Albacete), ¡así como en modalidad online!
